La Paz de la que hablamos los pacifistas no es una paz lÃrica o etérea... es una Paz real, de Ãndole ética y polÃtica, que significa la "presencia de la Justicia". El 30 de enero de cada año se conmemora en las escuelas el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi (1869-1948), un hombre que demostró -en Sudáfrica y en la India- que es posible lograr de algún modo la Paz sin usar la violencia.
El dÃa 30 de enero de 1948, hace ahora 63 años, fue asesinado en Nueva Delhi Mohandas Karamchand Gandhi; y cada 30 de enero se celebra en muchos centros educativos el DÃa Escolar de la Noviolencia y la Paz. La Historia reconoce a este hombre absolutamente singular la entereza humana y la habilidad de haber hecho mucho por la descolonización de la India sin que se produjera una cruenta guerra. Su frágil figura, hoy que la amenaza de una tercera guerra mundial nuclear sigue vigente, se agranda a medida que pasa el tiempo. Por su dedicación a una Cultura de Paz y de Noviolencia Gandhi, hombre tanto de profundas convicciones religiosas como de acción polÃtica decidida, recibió en vida los honorÃficos tÃtulos de "Mahatma", que significa "alma grande", y "Bapu", que significa "padre".
Debemos recordar que Gandhi no sólo impulsó la independencia de la India, sino que también propuso un modelo de producción económica de corte ecológico contrario al industrialismo, luchó contra el sistema tradicional de castas colocándose al lado de “los intocablesâ€, trabajó denodadamente por el diálogo interreligioso, optó personalmente por una vida simple y comprometida, etc. Recordar estas cosas es importante para entender que su vida no fue ni la de un mÃstico ni la de un polÃtico, sino la vida de alguien que, viviendo en sociedad, pretendió activar nuestros mejores y más profundos mecanismos éticos y solidarios. Él dijo: “No hay camino para la paz, la paz es el caminoâ€, queriendo dar a entender que el ideal de la paz está bien, pero que la Paz como meta es menos importante que uno y otro y otro paso claro y consciente de paz concreta. Las palabras de paz son necesarias, pero las medidas concretas de paz son urgentes.
Gandhi, por otra parte, resuelve ejemplarmente en su misma persona ese debate -que puede bloquear a algunos- sobre si la paz interior es primero a la paz social o viceversa. Para construir un mundo de Paz, ¿hemos de cambiar primero los corazones o hemos de tomar medidas polÃticas a favor del desarme?. La solución de Gandhi es sencilla: ambas cosas son necesarias y una sin la otra vuelve inútiles a las dos. Las medidas concretas de desmilitarización y desarme son necesarias y urgentes, y hay que llegar a ellas a través de la polÃtica, organizando protestas sociales amplias y optando por la desobediencia civil si es necesario. Y la Cultura de Paz, la revolución interior, la transformación personal hacia el desarrollo de una ética personal generosa, pacÃfica y solidaria, también, a la vez, son necesarias. Ética y PolÃtica no son cosas independientes ni opuestas cuando de construir la Paz se trata. “No hay camino para la paz, la paz es el camino†también significa, creo, que trabajar a la vez por la paz externa e interna es el sendero correcto. El pacifismo no es solo un ideal polÃtico de Paz, o, por el otro lado, un arrobamiento de candidez espiritual ajeno al mundo; el pacifismo es una práctica concreta de libertad interior y de solidaridad social y entre los pueblos.
En consecuencia, no deberÃamos celebrar el DÃa Escolar de la Noviolencia y la Paz centrando las actividades en las escuelas solamente alrededor de bellos valores morales, y sin duda muy importantes, como el diálogo, el compartir, la ayuda mutua, la tolerancia, la generosidad, la confianza, etc.; a la vez, serÃa bueno abordar, adaptando debidamente las problemáticas a cada nivel educativo, algunos de los problemas reales por los cuales no tenemos Paz aquà y ahora. “La Paz no es solo la ausencia de guerras, sino la presencia de Justiciaâ€, repetimos mucho los que trabajamos en los grupos pacifistas; y esto quiere decir, entre otras cosas, que hay que hablar de guerras y de Justicia.
El objetivo de fondo de este DÃa Escolar de la Paz y la Noviolencia es, quizás, trasladar a los alumnos y alumnas un principio práctico y viable: podemos solucionar los conflictos mediante métodos pacÃficos; es posible, urgente y necesario solucionar los conflictos de modo pacÃfico. Pero hay que conocer los conflictos concretos en los que vivimos y en los que, por ejemplo, España está inmersa. Celebrar el DÃa de la Paz y la Noviolencia como un dÃa donde se ensalzan algunos valores morales positivos y nada más que eso, serÃa una celebración muy incompleta.
Citemos algún ejemplo… el gobierno español dice enviar a sus ejércitos al exterior (LÃbano, Somalia, Afganistán, etc.) en defensa ¿de la Paz?; ¿dar cobertura a Estados Unidos -sin ir más lejos desde Rota- para que la estrategia de amenazas nucleares de esa superpotencia continúe activa en el Mediterráneo y Oriente Medio es una apuesta por la Paz?. Celebrar correctamente, en las escuelas y en cualquier sitio, la Paz es, o deberÃa ser, acercarse conscientemente al conocimiento de los conflictos, debatirlos, posicionarse en ellos, ver qué formas pacÃficas de abordarlos están a nuestro alcance… La comunidad educativa también conoce que hoy, en medio de una grave crisis económica, no decrecen los presupuestos militares. Cabe preguntarse: ¿es justa esta situación?.
Celebremos el DÃa Escolar de la Noviolencia y la Paz y recordemos a Gandhi, pero hagámoslo con buen juicio, adaptando las complejas problemáticas a las edades del alumnado (se entiende), de tal modo que sembremos en los corazones de los alumnos y las alumnas auténticas semillas de paz.
Cristóbal Orellana González (miembro de Noviolencia Ahora –Jerez-)